Es muy fácil bendecir al Señor cuando todo en nuestras vidas está o aparenta estar bien. Díficil, más no imposible, se nos hace cuando vemos que alguna situación no agradable de repente nos arropa o que todo a nuestro alrededor no está como quisieramos.
Pero he aquí en dónde está parte del sentido de nuestra fe... creer! hermanos! creer!... y es solamente creyendo que podemos bendecir al Señor en todo momento; teniendo fe en el Dios de Israel, en el Dios de nuestro corazón, en el Dios del bendito madero es que pueden estar nuestros labios alabando a Dios..... alabandolo en medio de lo bueno y de lo malo, de la salud y de la enfermedad, de la paz y del sufrimiento, de la abundacia y de la carencia, del sentir y del no sentir.
Dios siempre es fiel, es bueno y su misericordia es eterna... solamente tenemos que ir a los pies del Maestro, contarle sobre nuestras tribulaciones y Él, como Buen Pastor, nos guiará por el buen sendero, abrirá las puertas que otros tratarán de cerrar y nos llenará de su paz!
No hay comentarios:
Publicar un comentario