Jesús en su inmenso amor quiso “vivir” una muerte de cruz para que ni a ti ni a mí nos queden dudas de que Él nos amó hasta el extremo. Ese sacrificio, esa pasión, es lo que hoy en día le dan sentido a nuestras vidas, la cruz es el mayor simbolo de su amor.
Jesús bien pudo en cualquier momento bajarse de allí, pudo salir volando, o tirar fuego por los ojos y quemar a los que se estaban burlando de Él… más el saber que tú y yo en ese preciso momento estábamos no tan sólo en su mente, sino también en su corazón, y el mismo hecho de que estaba cumpliendo la voluntad de su Padre, fue lo que lo llevó, en amor y por amor, a consumar su plan salvífico.
Yo trato de imaginarme a Jesús ya crucificado, y pienso que en ese momento en el que Él no podía más por el dolor que estaba padeciendo, por la sed que tenía, por el sol que quemaba su carne herida… Él nos estaba mirando, a sus amigos, a sus pequeños… condenándonos en el pecado, propiedad de otros falsos dioses, esclavos del mal… Y pienso que su gran amor por nosotros fue lo que no lo hizo bajar de esa cruz porque Él sabía que a través de ese sacrificio ganaría para nosotros salvación.
Ahí Él nos ve en Juan, el Discípulo Amado, y nos regala a su Madre, en otro inmensurable acto de amor… también nos ve en el ladrón “bueno” y nos promete que estaremos con Él en el paraíso.
Pero eso no quedó ahí. El resucitó. Venció la muerte, y con ella nuestros pecados, nuestra condenación. San Pablo dijo que si Jesús no hubiese resucitado vana hubiese sido nuestra fe. Nosotros le creemos a un Dios VIVO y REINANTE, nosotros le servimos al que fue coronado con gloria y majestad.
Jesús bien pudo en cualquier momento bajarse de allí, pudo salir volando, o tirar fuego por los ojos y quemar a los que se estaban burlando de Él… más el saber que tú y yo en ese preciso momento estábamos no tan sólo en su mente, sino también en su corazón, y el mismo hecho de que estaba cumpliendo la voluntad de su Padre, fue lo que lo llevó, en amor y por amor, a consumar su plan salvífico.
Yo trato de imaginarme a Jesús ya crucificado, y pienso que en ese momento en el que Él no podía más por el dolor que estaba padeciendo, por la sed que tenía, por el sol que quemaba su carne herida… Él nos estaba mirando, a sus amigos, a sus pequeños… condenándonos en el pecado, propiedad de otros falsos dioses, esclavos del mal… Y pienso que su gran amor por nosotros fue lo que no lo hizo bajar de esa cruz porque Él sabía que a través de ese sacrificio ganaría para nosotros salvación.
Ahí Él nos ve en Juan, el Discípulo Amado, y nos regala a su Madre, en otro inmensurable acto de amor… también nos ve en el ladrón “bueno” y nos promete que estaremos con Él en el paraíso.
Pero eso no quedó ahí. El resucitó. Venció la muerte, y con ella nuestros pecados, nuestra condenación. San Pablo dijo que si Jesús no hubiese resucitado vana hubiese sido nuestra fe. Nosotros le creemos a un Dios VIVO y REINANTE, nosotros le servimos al que fue coronado con gloria y majestad.
Resucitemos pues con el resucitado, vivamos de lleno estos tiempos de gracia, no seamos como Tomás, que tuvo que ver para creer, creamos por fe y por el amor que se nos ha sido demostrado. Nuestro Dios es un Dios fiel y VIVO!!
Así de excelso fue, es y seguirá siendo su amor.
Feliz Pascua de Resurrección!!
Así de excelso fue, es y seguirá siendo su amor.
Feliz Pascua de Resurrección!!
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