lunes, 22 de octubre de 2007

Mi Defensor.

Re


Sinceramente (como empieza cada oración mi comadre). A veces siento como que le es de vida o muerte al enemigo hacerme la vida imposible. Tanto esfuerzo para que yo encuentre contrariedades en mi diario vivir y siempre se le vira la torta. Sí, soy humana, y sí, me molesto; pero antes de que mi copa sea rebosada por la ira y la desilusión me recuerdo que no necesito exclamar (desesperada y a todo pulmón)¿y ahora, quién podrá defenderme? Porque yo sé quién es el único que me puede defender. Tan pronto le pido que venga en mi ayuda, El viene como un bálsamo de paz sobre mí y me ayuda a discernir qué camino tomar, cómo actuar, cómo hablar.
Mi Chapulín no necesita un chipote chillón para combatir contra mi enemigo, ni para arreglar mi situación. Su sóla presencia basta. Él es mi roca, mi consuelo y mi fortaleza, nunca se aparta de mi lado.
A diferencia del Chapulín Colorado de otros (que pueden ser ellos mismos, el dinero, un amigo, alguien a quien estén aferrados, una financiera, un banco, una bruja, un amuleto, un falso dios…) el mío siempre es efectivo y eficaz (dos cosas muy distintas). Efectivo porque es más real que tú y que yo, siempre está presto a auxiliarme y nunca llega tarde. Eficaz porque es todopoderoso, Él es más grande que él que en mi contra está! Siempre sabe que hacer y para Él nada es imposible.
Nada está perdido si recurres a Él. Recuerda que el mismo Dios, Cristo Jesús, el cordero perfecto, prometió enviarte no a un defensor sino “al Defensor”, al Paráclito, al Espíritu Santo, al consolador.
Cada vez que te sientas en la necesidad de ser socorrido recuerda que el mejor súper heróe ha sido destinado para ti, Él es tu promesa; reclámala y hazla vida en ti!, llámalo! Dile ven Espíritu Santo promesa mía… te necesito!!!!!
Aunque no veas que las cosas comiencen a cambiar de una vez, tendrás la certeza de que El tiene todo bajo control y tu serás restaurado, levantado y fortalecido.
Pídele que venga a ti y Él lo hará.

Me he enamorado...

Me he enamorado del amor… del amor real, del amor verdadero, del que nunca pasará, del que hoy es mi dueño. Me he enamorado de aquel que para robar mi corazón tan sólo le bastó una mirada, me he enamorado de aquel que ha tomado los acordes de mi vida para regalarme cada mañana una canción de amor, una canción de su amor.
Me he enamorado locamente del amor, del amor que mi vida ha transformado y del que nunca de mi lado se ha apartado. Aquel que amo es el refugio de mi aflicción, es la mano que me sostiene, es el altar de mi corazón, es mi fortaleza en medio de las pruebas y la corona de mi salvación.
Me he enamorado profundamente del amor, del amor que logra esfumar de mis labios las palabras para dar paso al sublime lenguaje del perfecto amor. He perdido la noción de mi alma en su aliento, ya no es más el aire que respiro el oxígeno de mi ser, es Él, único y suficiente para mantener en vilo la existencia de mi vivir.
Me he enamorado indeciblemente del amor, de éste amor que cómo llama insaciable quema sin consumir mi pecho, me he enamorado de este ardor que embalsama de su nombre cada ínfima partícula de mi cuerpo, me he enamorado del amor que con tiernas dulzuras me hace custodiar tal tesoros cada uno de nuestros íntimos encuentros.
Me he enamorado desenfrenadamente de su olor, de su perfume que destila el más exquisito de los aromas, he gustado de Él, me he enamorado de los besos de sus labios, de sus labios forrados de miel y más suaves que el algodón, me he enamorado de su sola presencia, del verter de su aceite sobre mi cuerpo, de la unción de su ser.
Me he enamorado intensamente de Él, de todo lo que es, de lo que me representa, me alela con el suave y casi imperceptible sonido dulce de su voz, cual pétalo desposado a su piel es para mis oídos su susurro, sus sonidos, sus lenguas apaciguan lo inquieto en mí.
Me he enamorado de Él, su amor es para mi más fino que el mejor de los vinos, la gracia ha sido derramada sobre su cabeza, ha sido lo más hermoso que estos, mis ojos, han podido deslumbrar, ha seducido hondamente cada rincón de lo que soy, es por eso que ahora solo vivo para Él.
Me he enamorado de Él, de su mirada, de su ternura, de su amor, de su compasión, de su entrega, de su verdad, de su pasión, me he enamorado del que pastorea mis sentimientos, del que me cuida con recelo, del que calma mi tempestad, de Aquel Santo que me invita a la orilla de su alma para hacerme descansar.
Ahora solo tengo un anhelo, un anhelo especial que me hace vivir y morir por Él, es el anhelo de habitar en su morada, de custodiar su amor por la eternidad, de verle cara a cara, de perderme en la entrega de su mirada, anhelo poder tocar su rostro, detenerme en cada uno de sus gestos… que mi Amado sea para mí y que yo sea para mi Amado.

Te pregunto...


¿Cómo no amarte si ya te conozco?
¿Cómo no anhelarte si ya he probado de ti?
¿Cómo alejarme de tu presencia que lo es todo,
y caminar por la vida sin la verdadera razón de vivir?
¿Cómo no buscarte en el universo de mi mundo?
¿Cómo no querer contigo mi día compartir?
¿Cómo dejar que el viento libremente sople,
si como destino no me lleva a ti?
¿Cómo no dejarte estar en cada uno de mis pensamientos?
¿Cómo no dejarte ser el único de mis sueños?
¿Cómo no seguir por amor tus enseñanzas,
si no soy más yo, sino tú en mí?

¿Cómo no verte en el conjunto de lo creado?
¿Cómo no maravillarme de las obras de tu amor?
¿Cómo no dejarme alcanzar por la luz del astro,
que cada mañana se viste con destellos de tu esplendor?
¿Cómo no deleitarme y morir en tus detalles?
¿Cómo no dejarme cautivar con la suavidad de tu voz?
¿Cómo no derretirme ante la tierna llama de tu mirada,
si en ella encuentro la misericordia de tu corazón?
¿Cómo no abrir mi alma a lo eterno de tu amor?
¿Cómo no dejarme seducir por ti?
¿Cómo no dejar mi vida en el hueco de tu mano,
si tan sólo quiero ser de ti?


Bendición.

"Que el Señor te bendiga y te proteja... Que Él te mire con amor y te conceda la paz." Números 6, 24-26.